21 feb 2010

LAS DOCE CAMPANADAS

21 feb 2010
Era una noche de invierno. El comisario McGregor volvía a casa después de una ardua sesión de trabajo; tres espeluznantes casos de asesinatos.
Tomó un atajo que cruzaba el cementerio. Detrás de unas tumbas, notó que una sombra se movía.
-Alucinaciones- se dijo.
Cuando llegó a la salida de la necrópolis, vió que la verja estaba cerrada. Pronunció un juramento y se volvió para desandar lo andado y salir de allí. Antes de empezar a correr, se dio cuenta de que, cuando había entrado en el camposanto, la puerta se cerrara tras él. Intentó escalar el alto muro de piedra, pero no encontró ningún saliente en el que agarrarse. Desechó la idea de abandonar el cementerio y se dispuso a pasar la noche allí.
Cuando consiguió dormirse, le despertó el sonido de las campanadas del reloj de la capilla. Entró en ella y le estremeció lo que vió.
Los cuerpos de las víctimas, que el mismo había cerrado bajo llave en la sala de autopsias, se encontraban encima de la mesa del altar con organismo signo de la putrefacción. Al acercarse, se oyó la primera campanada de las doce. En el momento en el que sonó la decimosegunda, el comisario cayó al suelo, inerte , con un puñal clavado en la espalda.
-¿Qué McGregor? Ahora ya no podrás delatarme ¿eh?-sentenció una voz de la sombra de la que provenía el puñal.
Mateo Bello

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